martes, 30 de octubre de 2012

MOMENTOS PASAJEROS CON SENTIMIENTOS INFINITOS


Nada es efímero.

“Todo pasa y todo queda” como decía el gran poeta Antonio Machado.

Porque consistimos en una serie de experiencias, y en la suma de estas experiencias hayamos la vida. El pasado, que ya pasó pero no por ello ha dejado de existir, y el futuro que ya ha llegado y poco a poco suma un granito más en este gigantesco reloj de arena que día a día se convierte en una montaña gigantesca.

                                                                                         En cada una de estas experiencias es donde conoces al regadero de personas que han ido pasando por ellas, unas mas importantes, otras no tanto; unas con mas prejuicios, otras sin ellos; unas sensibles, otras frías; en unas has confiado, en otras no; a unas has amado, a otras has herido…pero de cada una de ellas has aprendido una cualidad, TU cualidad. Cada persona te ayuda, consciente o inconscientemente, a conocer una parte de ti que hubiera sido imposible descubrir por ti mismo.

Alguien alguna vez me dijo: “Piensa siempre en el presente, pues tanto pensar en el pasado como soñar con el futuro  solo te distraerán de tu  presente”. Pues bien, creo que hoy puedo rebatir esta afirmación. ¿Qué es el presente? El presente no existe, pues es solo una milésima de segundo tan momentánea que es inapreciable para el ser humano. En nuestra vida lo único que poseemos es el pasado, y lo único que poseeremos es el futuro; por lo cual, se tu pasado y lucha por tu futuro.

Y porque no existen edades, en esta manía absurda de querer contar la vida por periodos, lamentándonos por el pasar de los años, sin poder apreciar las experiencias que nos han hecho llegar hasta aquí, y aún mejor, de las que todavía nos quedan por descubrir, sin existir un puñado de años que nos delimite y nos encasille de una forma tan despectiva en: veinteañeros, cuarentones, cincuentones…

Soy Remedios Ortega, con un pasado de 1.000 experiencias  y lucho por un futuro de 1.000.000 experiencias.


martes, 21 de agosto de 2012

ORIGEN


En tu tierra, viví, crecí y reí. Allí aprendí todo lo importante y fui todo lo que soy.

Una tierra labrada con espesuras de troncos retorcidos, en la que los Tres Reyes Magos vienen cargados de oro líquido.

Mi Jaén.

Ese sentimiento olivarero que hace que las mismas gentes que con el calor bailen, canten y disfruten fiestas y ferias al ritmo de las palmas y con revuelos de volantes; con el frío se levantan cada mañana a los primeros rayos de sol, con manos encalladas y rodillas acardenaladas para darles a sus hijos una vida mejor.

Las abuelas año tras año alteran su vida tranquila de jubiladas por cuidar de sus traviesos nietos, y a los jóvenes no les importa que sus vacaciones navideñas sea el comienzo de su temperada laboral, compitiendo cada mañana con esos gigantes de hojas afiladas sin mas armas que varas alargadas y vasijas de goma por escudo.

Y pensar que ahora por fin, mis padres consiguieron darme esa vida mejor, pero sin embargo, no consigo olvidarme del pasar de tractores cargados de miles de redondas y brillantes aceitunas por la ventana de mi casa; el levantarme cada mañana y ver el revuelo de guantes, pañuelos y rodilleras que inunda las calles, entre lo que pareciera una familia enorme; y la Noche Buena y Noche Vieja con cuerpos doloridos pero que cada labriego disfruta increíblemente, pues el 25 de diciembre y el 1 de enero son los únicos días respetados en el calendario laboral del aceitunero.

Porque cada vez que Despeñaperros se queda a mis espaldas me embarga ese sentimiento de culpa y vergüenza, porque estoy abandonando todo lo que tanto me ha dado, solo y simplemente por el egoísmo de conocer lo que me haga aprender aún más. Y me brotan las lágrimas por alejarme de las únicas personas a las que mis ojos les hablan y les cuentan lo que siente mi corazón (quizás sea esta una comodidad y ahora sea la pereza la que me impida hablar con la boca y nadie entienda mis ojos).

Pero aun así, en este día triste y nublado, a muchos kilómetros de distancia de mi origen, con una extraña combinación de una taza del mejor té ingles y una sevillana de fondo, me ha sido imposible no recordar que puedo volar tan alto o bajo como se me antoje,

PERO SIEMPRE SABRÉ CUAL ES MI NIDO.